Mascarilla facial y Covid - 19
Septiembre 2020
¿ Nos estamos haciendo inmunes al coronavirus gracias al uso de mascarillas ?
Un nuevo estudio publicado sugiere que el uso de mascarillas podría
estar reduciendo la gravedad del virus y creando inmunidad, al igual que
hacen las vacunas.
El uso de mascarillas podría estar creando inmunidad a la COVID-19 de
manera indirecta. También podrían favorecer el contagio de un menor
número de personas, así como la aparición de síntomas más leves tras el
contagio. Esta semana, la revista New England Journal of Medicine
publicaba estas interesantes conclusiones.
La afirmación es sorprendente, pero la explicación es totalmente lógica.
El SARS-CoV-2, el virus que provoca la COVID-19, tiene la capacidad de
causar innumerables manifestaciones clínicas, que van desde la ausencia
total de síntomas, hasta neumonía, síndrome de dificultad respiratoria
aguda y muerte.
Los datos virológicos, epidemiológicos y ecológicos han demostrado que
el uso de la mascarilla protege de la infección. Pero además, en el caso
de que esta se produzca, hace que los síntomas de la enfermedad resulten
más leves. Esto es así porque uno de los factores que condiciona la
gravedad de la enfermedad es la carga vírica recibida. Es decir, la
cantidad de partículas víricas que producen el primer contagio.
En las infecciones víricas en las que las respuestas inmunitarias del
hospedador desempeñan un papel predominante en la patogénesis vírica,
como es el caso del SARS-CoV-2, las dosis altas de inóculo vírico pueden
colapsar y desregular las defensas inmunitarias innatas, hecho que
aumenta la gravedad de la enfermedad e incluso provoca la muerte.
Así pues, como el inóculo vírico es importante para determinar la
gravedad de la infección por SARS-CoV-2, las mascarillas, al actuar como
un filtro que reduce la carga vírica que llega a las vías respiratorias,
atenuarían el impacto clínico posterior de la enfermedad, en caso de
contagio.
De confirmarse dicho supuesto, el uso universal de mascarillas podría
contribuir a aumentar la proporción de infecciones asintomáticas por
SARS-CoV-2 o bien que la infección cursara con una sintomatología muy
leve. A mediados de julio, se estimó que la tasa de infección
asintomática con SARS-CoV-2 era del 40%. Sin embargo, ahora parece que
las tasas de infección asintomática son superiores al 80%, en entornos
con uso de mascarilla. Ello confirmaría esta hipótesis. Asimismo, los
países que han adoptado el uso de la mascarilla en toda la población han
reportado menores tasas de casos graves, hospitalizaciones y
fallecimientos, hecho que sugiere un cambio de infecciones sintomáticas
a asintomáticas.
Otros ejemplos
En un brote ocurrido en un crucero argentino cerrado, los pasajeros
recibieron mascarillas quirúrgicas y el personal mascarillas de tipo
N95. La tasa de infección asintomática fue del 81% (en comparación con
el 20% en brotes anteriores en cruceros sin mascarillas). Además, en dos
brotes recientes en plantas procesadoras de alimentos en Estados Unidos,
donde todos los trabajadores recibieron mascarillas todos los días y se
les pidió que las usaran, la proporción de infecciones asintomáticas fue
del 95%, con solo un 5% de contagiados con sintomatología leve o
moderada. Finalmente, las tasas de letalidad en países con mascarilla
obligatoria en de toda la población se han mantenido bajas, incluso con
en aquellos que han sufrido la segunda ola.
Mientras esperamos los resultados de los ensayos con vacunas, las
medidas de salud pública que puedan frenar las infecciones graves y
hacer que la proporción de infecciones asintomáticas por SARS-CoV-2 sea
mayor contribuirán a aumentar la inmunidad de toda la población, con un
menor número de casos graves y muertes. Tras más de 8 meses de
circulación en todo el mundo, la reinfección por SARS-CoV-2 parece ser
poco común. Por consiguiente, es probable que esta inmunidad creada por
asintomáticos o con síntomas leves acabe por tener el mismo efecto que
la vacunación, hecho que constituye una gran noticia.
Al final parece que el uso de la mascarilla resultará mucho más
importante que lo que parecía al inicio de la pandemia.
Referencias:
Facial Masking for Covid-19 —
Potential for “Variolation” as We Await a Vaccine. Monica Gandhi, M.D.,
M.P.H. y George W. Rutherford, M.D en The New England Journal of
Medicine, 8 de septiembre - 2020
LINK