Guías de alimentación niño(a) menor de 2 años    

Septiembre 2005


 

Guía de Alimentación del Niño(a) Menor de 2 años.  Guías deAlimentación hasta la Adolescencia.

Dpto. Nutrición y Ciclo vital  División de Prevención y Control de prevención y control de enfermedades. Ministerio de Salud Chile 2005

 

Alimentación del niño (a) de 0 – 6 meses de edad

La lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de vida, debe ser la meta en todo lactante. La promoción de la lactancia materna de los niños(as) durante este periodo de su vida, debe ser un tema prioritario para el trabajo de los equipos de salud, impulsando e incentivando a las familias, desde la primera actividad de salud a la que acude, incluso en la etapa prenatal, y por cualquier miembro del equipo que la ejecute (Anexo 1). En este sentido además es importante que el personal de salud maneje aspectos básicos relacionados con las ganancias de peso y talla así como lo relativo a canal de crecimiento y velocidad de crecimiento, que hacen a cada individuo único en su desarrollo. De esta forma, puede orientarse adecuadamente a cada familia, en lo referente a una alimentación saludable desde el comienzo de la vida, considerando los antecedentes personales, familiares y socioculturales.

Actualmente la Organización Mundial de la Salud, está desarrollando nuevas gráficas de crecimiento para niños(as) menores de 2 años, basados en el seguimiento longitudinal de incrementos de peso y talla de población representativa, alimentada en forma exclusiva con lactancia materna durante los primeros 6 meses; se espera disponer de estas nuevos datos en los próximos años.

 

A.- Con Lactancia Materna exclusiva :

La leche materna es el único alimento capaz de satisfacer todas las necesidades nutricionales durante los primeros 6 meses de vida, sin requerir otros alimentos o agregados como agua o jugos.

El niño(a) es capaz de mamar y tragar solamente líquidos en los primeros meses de vida, por la presencia de los reflejos de succión y deglución, que por definición son involuntarios.

La succión precoz y frecuente del calostro mantiene en el niño(a) la glicemia en niveles adecuados, evita la deshidratación y la pérdida exagerada de peso en el recién nacido, proporciona además inmunoglobulinas y otras proteínas que son parte del sistema inmune y por lo tanto, de gran importancia para un recién nacido. El volumen relativamente pequeño del calostro durante los primeros días post parto, contribuye además a que el lactante pueda establecer en forma adecuada la coordinación entre las funciones de succión, respiración y deglución, y permite la baja de peso fisiológica de los primeros días de vida.

El amamantamiento, por otra parte, favorece la relación madre hijo(a) al permitir el contacto piel a piel entre ambos, ayudando a mantener la temperatura corporal del niño(a) y evitando el estrés; favorece el desarrollo normal de los maxilares, dados los movimientos antero posteriores que realiza la mandíbula y las posiciones que adopta la lengua para extraer la leche; esto constituye la deglución visceral o  infantil.

Hasta los 4 meses los niños(as) presentan una menor capacidad para digerir hidratos de carbono complejos (almidones), debido a la menor actividad de la amilasa pancreática; la cual sólo alcanza un nivel de actividad significativo a partir de esta edad. También está presente, hasta los 4 a 6 meses, el reflejo de extrusión que determina que el alimento introducido en la parte anterior de la cavidad bucal sea frecuentemente expulsado.

Entre los 4 y los 6 meses el niño(a) puede experimentar salivación más abundante, picazón de encías y llevarse las manos frecuentemente a la boca. Debe permitirse al niño(a) que juegue y pruebe sus manos, para que registre nuevas percepciones en la lengua. A esta edad madura por completo la deglución y aparece una masticación rudimentaria, comienzan a erupcionar algunos dientes y la lengua va adquiriendo una posición más posterior. Esto permite el cambio de consistencia de los alimentos, y aparece una masticación rudimentaria, la que es sólo completamente eficiente cerca de los tres años.

Hasta los 6 meses el niño(a) tiene limitada capacidad para absorber grasas saturadas de cadena larga, esta inmadurez se compensa por la existencia de lipasas linguales y gástricas además de una lipasa específica de la leche materna que se activa al llegar al duodeno, en presencia de sales biliares.

 

Beneficios de la Lactancia Materna Exclusiva:
 

Para el Niño(a)

 

Para la Madre

Para la Familia y la Sociedad

Recomendaciones Prácticas para una Lactancia Materna Exitosa

Amamantamiento Correcto y Técnica de Extracción de Leche Materna

Indicadores de Amamantamiento Correcto:

Extracción de Leche Materna:

Reinducción de Lactancia:

Contraindicaciones de la Lactancia Materna: (esta indicación debe estar establecida por médico)

Alimentación de la Madre Durante la Lactancia

Durante la lactancia los requerimientos nutricionales de la madre aumentan para  poder sustentar el crecimiento y desarrollo del niño(a), así como también el metabolismo y desarrollo de la glándula mamaria. Parte de este aumento de los requerimientos es extraído de los nutrientes almacenados durante el embarazo, pero el resto debe ser adicionado a la alimentación basal de la madre.

Las recomendaciones más recientes del Instituto de Medicina de los Estados Unidos y de la FAO/OMS para la mujer durante la lactancia se presentan en el Anexo 4. Para la mayoría de los nutrientes las recomendaciones aumentan entre un 25 a 50%, por lo que no es suficiente aumentar la cantidad de alimentos, sino que debe hacer una selección para mejorar la calidad de la alimentación.

La composición nutricional de la leche materna es influenciada en parte por la alimentación de la madre, por lo que durante este período debe alimentarse lo más completa y variadamente posible. Esto favorece además el contacto precoz del niño(a) con nuevos sabores, por lo que no se justifica eliminar alimentos en forma indiscriminada de su dieta.

Los lípidos en la leche materna son los nutrientes de mayor variabilidad, tanto cualitativamente como cuantitativamente. El ácido docosahexanoico (DHA) y el ácido araquidónico (AA) son ácidos grasos polinsaturados con un importante rol en el desarrollo del sistema nervioso central. La cantidad de DHA presente en la leche materna varía entre 0,1 a 1,4 % del total de los ácidos grasos, dependiendo de la dieta, siendo mayor en zonas con alto consumo de alimentos marinos (pescado). En nuestro país el consumo de estos alimentos es bajo lo que determina que el nivel en la leche materna no sea óptimo (0,15% del total de ácidos grasos). Un estudio reciente en nodrizas chilenas demostró bajos niveles de DHA en la leche materna, el que aumentó significativamente después de una suplementación con 160 g de jurel en conserva, dos veces por semana. Se debe fomentar por tanto un mayor consumo de alimentos ricos en la serie omega-3 como los pescados, especialmente aquellos más grasos como jurel, atún, sardinas, salmón y cojinova, entre otros.

El calcio es uno de los nutrientes más críticos por la baja ingesta de alimentos lácteos. Alrededor de un 25% de la población adulta, no consume leche ni derivados lácteos y el resto mayoritariamente consume sólo una porción de éstos. Es fundamental por lo tanto incentivar el consumo de lácteos y de alimentos fortificados con calcio, con el fin de llegar a las recomendaciones, en especial en los primeros 6 meses postparto. Se debe tratar de consumir lácteos descremados o semi descremados para evitar el consumo excesivo de grasas saturadas.

La demanda de hierro durante el embarazo es tan alta que muchas veces requiere suplementación oral y eventualmente hasta el 6to mes postparto, especialmente si hay lactancia materna exclusiva.

Se debe estimular además el consumo de verduras y frutas para cubrir las necesidades adicionales de otros nutrientes.

La ingesta de alcohol y el consumo de tabaco durante la lactancia afectan el sabor de la leche materna, reducen significativamente el volumen de ella y afectan el ciclo sueño vigilia del niño(a), por lo cual deben evitarse en este período.

En los casos de mujeres vegetarianas estrictas se debe buscar asesoría profesional para evitar carencias de macro y micronutrientes y al menos suplementar a la madre con vitamina B12 (2,6 ug/d) para evitar las deficiencias clínicas en el niño(a). Aunque las necesidades de energía son significativamente mayores en la lactancia que en el embarazo, ello no significa descuidarse de controlar el consumo de calorías.

Estudios chilenos demuestran que desde el primer control post parto hasta los 6 meses post parto la mujer con lactancia materna exclusiva tiende a ganar cerca de un kilo de peso, en vez de perder los 4-5 kg de tejido adiposo que ganó durante el embarazo. Por esto la “Estrategia de Intervención Nutricional a Través del Ciclo Vital” del Ministerio de Salud, introduce, entre otros ejes de acción, el control de peso materno a los 3 y 6 meses postparto e incentiva que una proporción creciente de madres recuperen el peso preconcepcional en este período.

 

 

B.- Sin Lactancia materna exclusiva

Cuando las circunstancias no permiten amamantar al niño(a) o ésta es insuficiente, a pesar de haber intentado la reinducción, es necesario ofrecer una opción alimentaria alternativa que satisfaga o complete las necesidades nutricionales del niño(a) (Anexos 5, 6, 7, 8, 9 y 10) y que sea entregada con la misma ternura con que se ofrece la alimentación natural. La primera opción son las fórmulas artificiales basadas en leche de vaca modificada, cuya composición procura ser semejante a la de la leche materna y que se conocen como Fórmulas de Inicio (FI).

El Reglamento Sanitario de los Alimentos (Decreto Supremo Nº 977/96 del Ministerio de Salud) ha establecido los rangos considerados como adecuados para estas fórmulas lácteas. Estas fórmulas se preparan en general al 13%, tienen incorporadas medidas dosificadoras, además de una tabla de técnica de preparación, en las etiquetas de los productos y no requieren de adición de otros alimentos. Tienen una densidad energética similar a la leche materna, aproximadamente 67 kcal/100 ml (Anexos 11, 12).

Si el niño(a) recibe Leche Purita Fortificada (LPF), deberá reconstituirse al 7,5% a esta edad, con el fin de adecuar el aporte de proteínas, calcio, fósforo y sodio a las recomendaciones internacionales, previniendo de esta manera las patologías por exceso de algunos nutrientes. Se adicionará azúcar o maltosadextrina al 2,5% para alcanzar las recomendaciones de energía para la edad y es necesario agregar un 2% de aceite vegetal, que permita cubrir los requerimientos de ácidos grasos esenciales. El volumen varía de acuerdo a la edad del bebé, iniciándose la alimentación con aproximadamente 60 ml por vez en los primeros días, para llegar aproximadamente a 200 ml por vez, a los cinco meses (140-160 ml x kg x día).

El fraccionamiento indicado para el niño(a) que recibe fórmula es cada 3 horas por 8 ó 7 veces en los primeros 2 a 3 meses y progresivamente cambiar a cada 4 horas por 6 ó 5 veces hasta los 6 meses; en ambos casos 1 ó 2 de éstas alimentaciones será nocturna en los primeros meses.

La leche de vaca sin modificaciones es inadecuada para los lactantes menores de un año ya que tiene una concentración excesiva de proteínas, calcio, fósforo y sodio y además es deficiente en ácidos grasos esenciales, vitamina C, E y D. El hierro, zinc y cobre, junto con ser insuficientes en cantidad, se absorben pobremente.